El desarrollo de las habilidades cognitivas comienza muy temprano en la vida y nunca se detiene. No obstante, muchas de las actividades que potencian el progreso (el juego, por ejemplo) quedan desvirtuadas cuando termina la infancia. Te platicamos de la gamificación para mejorar habilidades laborales.
Diversas disciplinas como la mercadotecnia y, de manera más reciente, la gestión de recursos humanos, están redescubriendo las actividades lúdicas y el importante rol que desempeñan en el desarrollo humano y los ambientes en los que se desenvuelven las personas.
Por ello, en el ámbito de crecimiento profesional y la mejora de ambientes productivos está ganando fuerza la estrategia de gamificación que, en pocas palabras, implica integrar dinámicas de juego a atmósferas no recreativas, como una oficina, línea de producción o cualquier otro espacio laboral organizado de modo tradicional.
Incorporar el juego en las labores diarias de un puesto de trabajo es, de acuerdo con estudios, una forma de elevar el rendimiento y las capacidades individuales, ya que estimula el pensamiento analítico e invita, de manera amable, a recordar, prestar atención a los detalles y buscar conexiones lógicas entre variables presentes en el entorno.
Es así, jugando, dice el célebre pedagogo francés Jean Chateau (en su tratado Psicología de los juegos infantiles, 1986), como los niños pequeños comprenden la forma en que opera el mundo y, lo más importante, cómo aprender a “pensar” en ese mundo.
El juego tiene un alcance mucho mayor en el ámbito laboral que en uno personal, pues permite a las empresas contar con personal mejor capacitado en general y de forma más específica podemos ver los siguientes puntos:
Como vemos, la gamificación es ideal para mejorar habilidades laborales, un elemento indispensable para contar con el mejor personal.
La empresa siempre se beneficiará en cuanto más habilidades adquiera su equipo.
Por ello, los planes de gamificación se enfocan en hacer que el empleado tenga un crecimiento continuo e integral y que aporte a nivel personal lo mismo que al cognitivo, estratégico y social.
Y es que, con retos, simulaciones y juegos individuales y de grupo, los empleados presentan grandes beneficios, como los siguientes:
Con estas dinámicas, en especial con las que implican simulación, apunta la psicopedagoga Noemí Aizencang (Jugar, aprender, enseñar, 2010), las personas adquieren hábitos favorables que fortalecen su personalidad con valores humanos y conductas responsables, e incluso llegan a compensar las deficiencias de estos factores durante su crianza y educación.
La razón de ello es que el cerebro humano está diseñado para comprender toda clase de estructuras mediante la imitación e integrar lo aprendido a su propio esquema de operación.
Sin duda, son grandes motivos para incorporar la gamificación para mejorar sus habilidades. ¿Ya lo haces?
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